martes, 19 de enero de 2010
Discordianismo
A finales de los años 50, en California, un mono se les apareció a Omar Ravenhurst y Malaclypse el Joven mientras bebían café en una bolera. El chimpancé les reveló el secreto que desmontaba todas las religiones, y así nació el Discordianismo.
La realidad es puro caos y el orden es puramente aparente, creado únicamente por la actividad de la mente, que tiende a clasificar las experiencias en esquemas ordenados.
El hombre tiene una serie de sensores (vista, oído, gusto, olfato y tacto) que le proporcionan una serie de datos desestructurados (sensaciones); es decir, percibe el caos a su alrededor. Luego, para que el hombre pueda interactuar con su entorno, necesita ordenar esos datos e interpretarlos, para así poder determinar los comportamientos que debe tener en presencia de dicha información. Esto lo logra mediante una serie de conceptos que él mismo irá modificando según sus experiencias. Es decir, que necesitamos conceptos (como, por ejemplo, "balón de fútbol") para interpretar nuestras percepciones de datos caóticos (como, por ejemplo, ver un objeto esférico blanco con un mosaico de formas pentagonales en su superficie). Las filosofías occidentales buscan "la verdad" a base del contraste y perfeccionamiento de estos conceptos artificiales creados por el hombre para ordenar el caos real que le rodea.
¡El orden y el desorden no son sino conceptos artificiales creados por nosotros mismos, pero necesarios para saber cómo debemos actuar, para provocar un comportamiento determinado! Por ello, hablar de una verdad objetiva, ajena al ser humano y su percepción subjetiva, carece de significado. Dicho más claramente: si es imposible interpretar la "realidad" (que no es sino el caos de sensaciones que percibimos) de una forma objetiva, esa "realidad" se convierte en una farsa. ¿Por qué no crear y usar el concepto que más nos guste sin olvidar que sólo es un concepto?
Las religiones, como cúmulo de creencias y normas basadas en conceptos creados por unos cuantos y transmitidos a otros por cercanía física, cultural o social, son, según el Discordianismo, pequeñas farsas... no por ello malas, en absoluto. Lo que propone el Discordianismo es sencillo y divertido: ¿por qué no vivir la "realidad" que más nos apetezca, practicar la religión que más nos atraiga, sin olvidar nunca que es una alegre pantomima y, por tanto, sin tomarnos la vida más en serio de lo que se toma ella a sí misma y sin pretender destruir a los que no piensan como nosotros? Un discordiano siempre está preparado para ponerse en contra de sus propios argumentos, porque sabe que no son reales y porque así es más divertido (o no).
Tras estas ideas reveladas por el mono, Malaclypse el Joven decidió escribirle un telegrama al dios Jehová Yahweh, despidiéndole por su incompetencia y pidiéndole amablemente que no le usase como referencia para buscar un nuevo puesto de trabajo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario